Aquí los dos hemisferios se dan la mano, estamos en la mitad del mundo, en una tierra de contrastes. Comenzamos por su selva amazónica, el bosque tropical más grande del planeta, que no sólo sirve de refugio a una fauna y flora espectacular, sino también a comunidades indígenas que conservan intactas sus costumbres. La recorremos andando o en piragua para sentir ese contacto íntimo con lo salvaje, antes de subir volcanes, visitar el centro histórico de algunas de sus ciudades andinas o relajarnos en sus costas del Pacífico.
Luego nos internamos en un fabuloso barco por el archipiélago de los Galápagos, compuesto por 40 islotes y 19 islas, una reserva natural única, que un naturalista de la expedición se encarga de desvelarnos. Recalamos en Santa Cruz o San Cristóbal, con idílicas playas, aguas propicias al snorkel y buceo, lagunas de agua dulce e increíbles ecolodges.
Nuestra pasión nómada nos puede llevar también hasta el parque nacional Machalilla, al borde del océano; a practicar surf entre los acantilados de Canoa; a hacer rafting en los ríos Tena y Paro; o a trasladarnos desde Guayaquil a Quito en antiguas locomotoras a vapor restauradas.