Tibet, aventura en el techo del mundo

¿Te atreves con esta experiencia espiritual, atemporal y algo aventurera? Templos aislados, ritos budistas, costumbres ancestrales, paisajes desérticos, lagos salados y cumbres vertiginosas –con el Everest como protagonista, con sus 8.848 metros- envuelven el Tibet en un halo misterioso.

Lhasa, la capital, fundada en el siglo VII, aparece revestida con el humo de las ofrendas, dominada por el increíble Potala, el palacio de los Dalai-Lamas, y el templo Jokhang, el santuario más sagrado y con mayor afluencia de peregrinos. Más allá, en su antiquísima calle Barkhor, te podrás mezclar entre la población para hacerte con productos locales o alguna exquisita pieza artística.

El aire purificante prosigue por la Carretera de la Amistad, que atraviesa paisajes grandiosos entre Lhasa y el campamento base del Everest, y por dos ciudades con enorme encanto: Shigatse, con el impresionante monasterio de Tashilunpo y la mayor estatua dorada de Buda del mundo, y Gyantse, que alberga el impactante monasterio de Kumbun.

Te sugerimos

  • Llegar a Lhasa en tren desde Pekín, cruzando toda China, recordando las aventuras de Marco Polo por la Ruta de la Seda
  • Realizar travesías hasta los templos de las montañas con sus banderines de plegarias, como el de Samye, en el valle de Yarlung, o el de Romgbuk, el más alto y solitario del planeta
  • Ir siempre acompañado de coches con oxígeno y guías locales, y parar a comer en casas de comidas muy auténticas
  • Llegar al campo base del Everest, a más de 5.300m de altura: Los más preparados pueden adentrarse hasta el Everest Advanced Base Camp
  • Los menos osados pueden optar por contemplar la belleza del lago Yamdrok con sus aguas turquesas
  • Recuperar fuerzas en los spas de nuestros cinco estrellas. Uno de ellos cuenta con una piscina interior recubierta de oro

Ojo al mal de altura. Se pasa bebiendo mucha agua y respirando con botellas de oxígeno

Los templos budistas se visitan en el sentido de las agujas del reloj

El plato más típico, el tsampa, lleva cebada tostada, harina y mantequilla de yak

Fíjate en fe inaudita de los peregrinos que usan sus rodillas en las carreteras sagradas

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