Antártida, la última frontera

Es la lejana tierra donde el hombre apenas ha dejado su huella. Dura y fría, pero de increíble belleza, la podrás recorrer en barcos de muchos tipos –desde un velero a un buque oceanográfico-, especialmente diseñados para la navegación a través del hielo. Hacemos la salida desde Ushuaia para bordear las islas Malvinas con sus verdes landas, entre leones marinos, pingüinos y albatros.

Más allá nos reciben la Georgia del Sur, con imponentes glaciares y playas de arena negra, y las islas Shetland del Sur, pobladas por ballenas. Poco a poco nos aproximamos a gigantescos icebergs y llanuras inmaculadas. Cruzamos el estremecedor pasaje de Drake, frontera natural entre el Atlántico y el Pacífico, entre la Tierra de Fuego y la punta norte de la Península Antártida.

Ya en nuestro destino final, nos dejamos hipnotizar por las cadenas montañosas y las ballenas, delfines, focas, orcas y pingüinos de diferentes especies que pueblan este blanco paraíso. Los amantes de las sensaciones fuertes pueden lanzarse al buceo antártico, sólo apto para expertos. Las temperaturas son extremas y el hielo está en constante movimiento, pero es una experiencia tan impactante que justifica el riesgo.

Te sugerimos

  • Puedes elegir entre distintos barcos: yates pequeños y exclusivos; barcos de expedición, para los más exploradores; o de lujo, auténticos palacios flotantes
  • Aprovechar la política de “puente abierto” para acceder al puente de mando en cualquier momento
  • Bajar a explorar Grytviken, la isla de la Decepción y Fortuna Bay
  • Apuntarte a las salidas en zodiac por la bahía de Cooper, New Island y Half Moon junto a guías naturalistas
  • Aprender de la naturaleza y la fauna antárticas con verdaderos especialistas
  • Que en tu equipaje no falte una buena cámara de fotos con gran angular
  • Llevarte pastillas para el mareo. El pasaje de Drake es uno de los lugares de navegación más agitados del mundo

Estas expediciones se realizan en el verano austral (de noviembre a marzo)

Las temperaturas son entonces soportables: no suelen bajar de los cero grados

Debes estar dispuesto a afrontar el viento y las posibles turbulencias de la travesía

Febrero y marzo son los meses más propicios para la observación de ballenas

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