Namibia, vida salvaje y desiertos

Es un lugar especial para los viajeros que apreciamos la inmensidad de los paisajes desnudos, universos de arena que desembocan en el mar y tierras de nadie casi infinitas. Desde el desierto de Namib, con sus dunas milenarias, enormes cañones y montes calcáreos, podemos poner rumbo al Etosha National Park, uno de los más seductores del planeta, donde cientos de especies comparten la poca agua que tienen.

La vida salvaje también se desvela en todo su esplendor en el impactante Fish River Canyon y en Cape Cross Seal Reserve con su colonia de leones marinos. Otros enclaves imprescindibles son la región de Kaokoveld, reino del pueblo nómada Himba y solo atravesada por algunas pistas de arena; la ciudad de Swakopmund, en la costa atlántica y de estilo colonial alemán; y el salar de Ssossusvlei con su mar de dunas rojas.

No nos podemos despedir del país sin sobrevolar en avioneta la lúgubre Skeleton Coast, con sus restos de barcos hundidos, e introducirnos por la región montañosa de Damaraland, con cientos de elefantes deambulando por sus áridos paisajes, increíbles pinturas rupestres y bosques petrificados.

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  • Aprender más sobre la presencia del hombre en Namibia: el homo erectus cazaba aquí hace 750.000 años. Visita las grutas prehistóricas de Twyfelfontein y Brandberg
  • En el desierto de Namib, recorre la mayor reserva privada del África austral, la NamibRand
  • Atraviesa el Kuiseb Canyon, que durante la II guerra mundial albergó al geólogo alemán Henno Martin
  • Visita el parque nacional de la Skeleton Coast, en Ugabmund. La imagen es escalofriante cuando la niebla densa se mezcla con las columnas de arena
  • Báñate en las fuentes calientes de Ai-Ais para beneficiarte de sus virtudes terapéuticas
  • Recorre la franja de Caprivi, bordeando sus ríos y visitando sus parques naturales
  • Alójate en campos exclusivos con tiendas de lujo y bungalows, lugares mágicos alejados de todo

Los Himba se aplican una pócima ocre sobre la piel para protegerse del sol

En Damaraland los elefantes han sabido adaptarse a la vida en el desierto

El ecosistema fluvial del río Caprivi no tiene nada que envidiar al delta del Okavango

La curiosa ciudad de Swakopmund es una especie de Munich en miniatura

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